A diferencia de las otras pruebas que he realizado, ésta Kawasaki no es que tenga mucho que buscarle en cuanto a prestaciones, es por eso que vamos a centrarnos en esta ocasión en lo que más llama al público: lo atractivo de una moto estéticamente.

No existe nadie que dude en girar la cabeza cuando pasa una Kawasaki, y si lleva el emblemático verde Lima plasmado en sus plásticos, mejor. Nuestra invitada en esta ocasión es la recientemente lanzada ZX 130, una mopped que lleva en su nombre las iniciales de las súper deportivas de la casa, que por cierto le sentarían mejor a la Ninja 250.

Sin duda, el gran salto evolutivo de las mopped de Auteco respecto a los modelos anteriores que venía ofreciendo está en el motor. Auteco llevaba unos años “jugando” en la categoría sport con una cierta ventaja, pues ganó en varias ocasiones con los modelos más vendidos y a su vez más económicos de combustible; tenía un poco descuidado este segmento, y qué manera de retomarlo, trayendo una motocicleta que se diferencia de las demás desde todo punto de vista.

Descripción

Estéticamente no tiene comparación, iniciemos con el guardafango delantero, de principio a fin ofrece unas líneas afiladas para conjugar perfectamente. El escudo frontal alberga un bonito faro de doble óptica y luz piloto, más arriba encontramos la tapa que cubre el acceso al diferenciado depósito de combustible. En el escudo superior están incrustadas las direccionales, con lente transparente y una bonita forma felina. En los laterales encontramos un supuesto babero y, digo supuesto porque el cometido principal de ésta pieza es proteger al piloto del barro y el viento, en esta ocasión solo sirve para complementar la estética del frontal y en parte el lateral de la moto.

Continuando, el afilado y plano cuadro de instrumentos, parece más bien una consola, con indicadores de marcha, direccionales, RPM´s, velocidad y combustible, con una tonalidad moderna que permite al piloto estar informado todo el tiempo. Los mandos, aunque básicos también tienen buenos detalles como la incrustación en el interior del escudo superior. Las pesas a los extremos del manubrio, aunque grandes y lujosas (heredadas de la 6n y la Versys), estorban demasiado al escurrirse entre el trafico, claro que protegen los retrovisores, que con su gran tamaño muestran una visión muy buena de lo sucedido a nuestra espalda.

Por la ubicación del tanque de combustible, en la parte posterior del escudo moldearon unas bonitas curvas con un acabado rugoso en plástico negro, el cual se transforma en el caballete central hasta donde inicia el sillín de doble nivel con superficie antideslizante. Bajo el asiento, aprovecharon muy bien el espacio, dividiendo en dos, para situar a cada lado del guardabarro espacios.

Suficientes para un impermeable y más adelante sitio para lo que se nos ocurra menos un casco, aunque es profundo, el área no da para tanto.

En los costados como en el frontal, encontramos una excelente decoración con sticker´s simulando tatuajes en forma de tribal, algo moderno que los jóvenes apreciarán a la hora de pensar en su próxima motocicleta.

El interruptor principal, aunque no es novedoso, es muy completo, tiene posiciones para: abrir el depósito del combustible, bloquear la dirección, encender el motor y de paso bloquear el acceso al switch, para evitar que manos inescrupulosas introduzcan objetos extraños en él.

Finalizamos esta descripción con el colín, el cual aloja el stop y cuenta con doble capa en la superficie: una transparente que cubre direccionales y stop y una roja para el stop solamente.

Conducción

Carece de fuerza en la salida, sobre todo al arrancar en una calle empinada, de resto la sincronización de la caja y el motor está muy bien.

La caja produce unos sonidos no muy comunes, sobre todo al disminuir las marchas, por lo demás, el engrane de las mismas es ideal.

Las vibraciones de éste monocilíndrico son un poco más marcadas de lo normal sobre todo al pasar de 6.000 RPM.

La posición del piloto y copiloto es extraordinaria, las piernas van estiradas con suficiente espacio respecto al frontal.

El sistema de frenos es muy competitivo, fácilmente dosificables y efectivos, adelante con caliper de doble pistón y atrás con bandas.

La suspensión trasera, desarrollada por un prestigioso fabricante (Showa), presenta algunas falencias, sobre todo al transitar sin acompañante rebota demasiado y con acompañante en curvas se siente como si el basculante cediera.

En otros modelos diríamos: fácil, endurecemos un poco el resorte y ya; pero en la ZX 130 la doble suspensión trasera no se puede regular.

Adelante mostró un buen comportamiento, eso sí, nada del otro mundo. 

En términos generales es una suspensión muy suave que brinda confort, pero pierde un poco de estabilidad al ir más rápido.

Algo para criticar a este modelo es la ubicación del pedal de encendido, cuyas formas se deben rediseñar, pues molesta demasiado al conducir restando espacio al pie derecho y en ocasiones llega a causar cansancio durante largas jornadas de conducción.

Esta motocicleta no es una superbike, está diseñada para ciudad y una que otra escapadita por carretera, por tal razón decidí tratarla con suavidad, sin sobrepasar las 5.000 revoluciones por minuto, recorrió 165 kilómetros con un galón de gasolina, lo cual es algo excepcional teniendo en cuenta que contamos con potencia de sobra cuando se requiere. La velocidad máxima se sitúa en los 115 kms/h según su indicador y realmente no supera los 107 de velocidad a la altura de Bogotá D.C.

FICHA TECNICA