Entrevistas
El mundo de las motos europeas vs las orientales
Las motos europeas se han caracterizado por una estética mucho más sensual y exótica.
por: Salvatore Salamone
La segunda guerra mundial dejó bastante golpeada la industria y las fábricas de motocicletas no fueron la excepción, tanto en Europa como en el Oriente; sin embargo una nueva economía resurgiría de ambos lados y lo haría con un enfoque diferente. La fabricación de motos tomó rumbos en distintos sentidos, aunque en un comienzo fue la necesidad de movilidad de las masas la que le dio el impulso.

Yo recuerdo mucho a mi papá, que por cuestiones económicas emigró desde Sicilia a Inglaterra y cuando tuvo la oportunidad se compró su primer moto, una Lambretta, la cual utilizada únicamente para movilizarse de la casa al trabajo, de ella tengo muy gratos recuerdos, en aquellos días no se veían grupos de moteros paseando juntos.
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En esa época y debido a la gran destrucción que dejó la guerra, la industria empezó a resurgir casi desde ceros, la tecnología luego se desarrolló con rapidez. En los dos mercados creyeron que las personas necesitaban movilizarse al trabajo, la primera opción obviamente era la bicicleta, la segunda una moto, cuando las distancias eran más largas y la capacidad económica lo permitía; ese fue el punto en que el mundo del motociclismo empezó a desarrollarse a pasos agigantados. Primero tomaron lo que tenían a mano, las máquinas sobrantes usadas por las fuerzas militares en la guerra como las BMW R75 , Norton 16H o BSA M20 . En Japón también partieron desde ceros, ellos se basaron en la tecnología inglesa, me imagino que habrán comprado muchas motos británicas para desarmarlas y analizar cada pieza con el fin de adaptarla a sus necesidades particulares y mejorar los inconvenientes que pudieran encontrar en el proceso, hasta conseguir motocicletas con una calidad que llegó a superar a las anglosajonas.
Quien haya tenido una vieja moto inglesa, alemana o italiana, recordará la cantidad de problemas que presentaban hace muchos años, no eran muy confiables, es más, hoy en día restaurar una de esta joyas es más complicado de hacerlo que si trabajamos sobre una japonesa de la misma época.
En Japón lograron entender mejor el negocio, fabricaron motocicletas pequeñas que eran confiables y fáciles de adquirir para las grandes masas, los europeos también buscaron en un comienzo brindarle a la población un transporte para sus necesidades del día a día. Como es lógico en el mundo de las motos, quien tiene una máquina pequeña siempre buscará la oportunidad de cambiarla por una más grande, esto mismo le sucedió a mi papá cuando se compró una Triumph Bonneville 650, la cual no recuerdo que hubiera podido prender, debido a la alta compresión, solo tenía encendido a patada. Por el contrario en oriente ya trabajando en motos con mucha más tecnología, como encendidos electrónicos, recuerdo ahora cuando vi la Suzuki RE5 por primera vez, esa moto parecía un avión salido de otro mundo.
En el viejo contiene se vieron marcas como: Motobecane, Piaggio, Vespa, Lambretta, BSA, Triumph y Norton, por mencionar solo algunas, fueron máquinas que se caracterizaron por un estilo propio. Hoy en día podemos las más antiguas y con mayor tradición son Inglesas, italianas, alemanas, e incluso francesas.
Los fabricantes europeos hallaron que el mercado estaba evolucionando y que muchas personas también querían usar las motocicletas para salir de vacaciones y pronto los más fanáticos y aguerridos las empezaron a utilizar para correr. El diseño del viejo continente evolucionó hacia motos más sensuales, exclusivas y bastante potentes, recurriendo a procesos más artesanales y manuales de producción, un ejemplo de la evolución en motos de carreras en la calle fue la Cafe Racer hechos estilo custom por sus mismo dueños.
Japón por el momento se concentraban en la calidad y la tecnificación, sus motos no presentaron mayores problemas para los propietarios aunque el diseño no era su mayor fortaleza. Casi simultáneamente en ambas partes del mundo los principales fabricantes entendieron la importancia de tener productos de buena calidad, resistentes en todos sus componentes como motor, chasis y eléctricos.
Pero a medida que la industria iba evolucionando, seguían también encontrando problemas eléctricos, de ensamblaje y de calidad. Sin embargo se destacaron en Europa marcas exclusivas de alta cilindrada como: MV Agusta, Ducati y Laverda, quienes acaparaban los primeros puestos en las pistas y ofrecían en las vitrinas motos de muy alta calidad; desmarcándose de lo que hacían los japonés, quienes se enfocaban mayoritariamente en motores de baja cilindra para atender mercados masivos. Poco después, empresas como Yamaha y Honda implementaron paulatinamente propulsores de mayor cubicaje, aunque no le dedicaron tanta energía al tema del diseño como si lo hicieron en la calidad y funcionabilidad de sus propulsores.
Esto marcó una de las principales diferencias que caracterizaron las motos procedentes de cada uno de estos rincones del mundo, por un lado Europa refinó el buen gusto por el diseño, la estética y un ensamblaje manual, Japón se enfocó más en el proceso de manufactura en volúmenes y en mejorar los procesos productivos que lo llevaron a la automatización.
En los 80´s y 90´s la guerra se trasladó al campo de la mercadotecnia y la ingeniería, donde los nuevos diseños, los avances en cuanto a plantas motrices y la aparición de materiales novedosos, generaron una explosión de nuevas especificaciones técnicas que ofrecían los fabricantes de un lado y del otro.
Con el auge de las competencias de motovelocidad como MotoGP y WorldSBK, además de la aparición de organizaciones como la FIM y Dorna, se vio una gran evolución de calidad en el mundo de las dos ruedas, ya las fallas eran más humanas que técnicas, los motores empezaron a tener una mayor confiabilidad y duración, a pesar de las altas exigencias, incluso los períodos de servicio técnico se fueron ampliando cada vez más para las motos de calle.
Un claro ejemplo es la motocicleta que tengo en mi oficina, una Honda RC30 1985, esta moto cuando salió redefinió los parámetros con los cuales se definen ahora las súper bike, dando inicio a una nueva generación de máquinas de alto desempeño y bastante confiabilidad.
Ducati empezó no solo a ofrecer diseños hermosos, sino también a dotar sus motos con sistemas electrónicos de última generación, como control de tracción y ABS, lo mismo que los alemanes de BMW; estas tecnologías fueron una evolución a partir de las existentes en los carros de carreras y llevadas no solo a las motos de competencia, sino también a las motos de calle, fue así como la seguridad que brinda la electrónica empezó a hacer parte del día a día.
Como una pieza de la estrategia utilizada en la guerra comercial entre orientales y europeos, los fabricantes del viejo continente se dieron a la tarea de posicionarse con una manufactura más artesanal, pero haciendo énfasis en el diseño, la exclusividad y un poder brutal, buscando incluso superar los 300km/hora; lo cual llevó también a mejoras sustanciales en la seguridad de las motos, al igual que las suspensiones y los chasis ofrecieran cada vez mejores prestaciones a altos regímenes de conducción.
Por su lado los asiáticos mejoraron sustancialmente sus diseños, no solo estéticamente, sino también en el tema de ingeniería con el fin de capturar la atención de los aficionados y en busca de más compradores. Ahora podemos ver en las vitrinas máquinas que tal como salen de la fábrica ya son competitivas, como la R1 de Yamaha, la más reciente Ducati Panigale, la Honda RC213V-S o la Kawasaki Ninja H2R, todas cuentan con desarrollos heredados de la experiencia en las pistas: electrónica de última generación, controles de tracción, ABS, anti-wheelie, quick Shifter, centralización de masas, suspensiones de alto rendimiento, etc. Con esto se pone a disposición de los usuarios en la calle los más recientes avances tecnológicos que ayudan a mejorar la seguridad; aquí un piloto profesional es quien hace la diferencia aprovechando las cualidades de cada motocicleta para conseguir los menores tiempos.
Hoy en día ya las motos europeas y las japonesas están más cerca que nunca, son bellas, muy bien diseñadas, con altísima tecnología, bastante potentes y muy confiables; sin embargo la línea europea se sigue caracterizada por una estética mucho más sensual y exótica.
Pero no podemos dejar de mencionar los nuevos mercados como India, China y Malasia que en la última década han venido en crecimiento, en un principio se vieron motos pequeñas que a pesar de tener una apariencia europea, presentaron en su momento baja calidad y poco cuidado en los detalles, se enfocaban más en las ventas por volumen que en generar una pasión entre los usuarios y las marcas. Pero esto empezó a cambiar en los últimos tres años y los fabricantes ajustaron la forma de pensar, al igual que años atrás lo habían hecho los japoneses, comprendieron que el usuario merece una máquina confiable y asequible que le permita solucionar sus necesidades de movilidad en el día a día, generar ingresos para su familia y también le permita salir de paseo con total tranquilidad.
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